EN LINEA, PERO DESCONECTADOS
- Maria Hernandez
- 1 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 11 oct 2018
Vivimos en un mundo donde muchos piensan y pocos comunican.

No existe una vida sin comunicación.
El diario vivir es un constante intercambio de información. El despertador te comunica que debes levantarte, tu cerebro te comunica recordatorios de que hacer, tu jefe en la oficina te habla de cosas pendientes, durante la cena en familia todos comparten de su día y aun cuando duermes lo haces porque tu cuerpo te deja ver lo cansado que esta por todo el ajetreo del día.
Si esto es cierto, ¿Cómo es que aun nos cuesta comunicar las cosas más trascendentales?
Padres discuten, esposos pelean y jóvenes pierden oportunidades por pensar que la otra persona sabía de antemano lo que deseaba. Supuestos.
“Pensé que sabias…”
_Pensé que sabias que debías estudiar, pensé que sabias que quería que fueras mas detallista, pensé que la empresa no necesitaba empleados, pensé que sabias que te amaba por eso nunca te lo dije… pensé, pensé, pensé.
Vivimos en un mundo donde muchos piensan y pocos comunican, y lo grave de todo esto es que la comunicación esta siendo cada vez más importante pero más faltante a la vez. Lo que me asombra de todo esto es que aun la comunicación mas esencial que debemos tener (nuestra comunicación con Dios) esta desapareciendo por un supuesto.
Si, Dios lo sabe todo y aunque esto es cierto no es sinónimo que tu le haz contando todo. La promesa en Filipenses no fue: “no se preocupen por nada, Dios lo sabe todo. El sabe lo que necesitan, denle gracias a El por eso”
Al contrario, Pablo lo deja claro.
“No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho”
Filipenses 4:6
Y es que solo así podemos experimentar lo que siguiente:
“Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús”
Filipenses 4:7
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