EL GRAN PEZ
- Maria Hernandez
- 1 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 9 oct 2018
De nuevo Jonás vuelve a mi pluma. Un hombre tan desobediente y terco como determinado y sincero. Directo al expresar lo que sentía a quien fuere.
Esta vez, no te sorprendas con la rapidez que soltó el boleto a Nínive pagado por Dios y compro uno a Tarsis pagado por el. No dejes que su tranquilidad de dormir esa noche en medio de una gran tormenta que inundaba la tropa te impresione. ¡Espera, espera! Todavía no abras la boca por como sínicamente acepto la culpa y reto a los tripulantes a ser lanzarlo en mar abierto sin miedo.
Mejor conmuévete con el gran pez. Si, nuevamente hablamos del padre que corre al encuentro del hijo prodigo, el pastor que deja las noventa y nueve, la mujer que barre hasta encontrar la moneda perdida.

El amor de Dios es tan alucinante, salvaje y rebelde que se muestra de formas poco ortodoxas, con el único fin de regresarte a casa, a tu propósito, a lo mejor de El para ti. Esta vez, en este escrito, es Dios a través de amigos.
Porque ¿a quien engañamos? Los amigos traídos por Dios son eso. Ballenas que te tragan cuando te estas desviando.
Créeme que se lo cómoda que es la vida sin amigos. Jonás también lo sabia, por eso se aisló pero, que bueno es Dios que aún cuando Jonás se alejó, El corrió hasta alcanzarlo en forma de tormenta y lo abrazo en forma de un gran pez.
La vida sin amigos es una vida donde no tienes que descargarte e invertir en nadie, tu vida privada esta protegida, nadie puede ver tus debilidades y no tienes que ser vulnerable.
La vida sin amigos es una vida para cobardes, siendo sinceros.
Sin embargo, aunque es peligroso y asusta (por el hecho de ser traicionado) resulta mejor invertir en amistades que no tengan temor de enfrentarte y tragarte cuando estas haciendo las cosas mal, amigos que se sientan confiados de decirte lo que les asusta de ti.
Con toda la tensión y el vértigo que ocasiona sigue siendo gratificante tragar personas. Digo, no tengas miedo de corregir, descargarte en otros y volver al camino unos cuantos.
Es mas, te pareces más a Dios cuando lo haces.
Quizás termines no solo salvando una vida, tal vez salves un propósito, una cuidad entera o todas las anteriores.
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